Las pieles de animales empezaron a usarse para cubrirse y calentarse, desde la lana de oveja, el cuero, las pieles de foca o las pieles de grandes felinos. En algunas sociedades, el uso como vestimenta de ciertos animales está profundamente enraizado culturalmente con sus costumbres, ritos y símbolos de estatus. Por ejemplo, para los guerreros zulúes y algunas tribus sudafricanas, la piel de leopardo simboliza el poder y la fuerza. Además, funciona como símbolo jerárquico dentro de su esquema político y social.